Cuando me casé juré amarlo y respetarlo para toda la vida. Fue en un altar ante Dios y toda mi familia, pero el Rubén se portó tan mal que lo estoy reemplazando por un gallo bueno, viudo y sano.
Doctor Cariño:
Cuando me casé juré amarlo y respetarlo para toda la vida. Fue en un altar ante Dios y toda mi familia, pero el Rubén se portó tan mal que lo estoy reemplazando por un gallo bueno, viudo y sano. El de arriba me comprenderá.
Mi marido anda tomando hace seis meses, no respeta protocolos sanitarios, llega hasta todo cochino cuando aparece y a los niños ni los infla. Se pone con plata, deja todo lo que le corresponde monetariamente, pero nada más. Y ahí apareció este hombre que me cuida, protege a los niños y se ha convertido en el hombre de la casa cuando mi esposo no está. Además, en la cama es un 10 y mi marido un 1.5.
Ayuda.
Juanita
Juana:
No la voy a criticar por sus actos si están bien justificados. El esposo que se gasta vale callampa y eso es aquí y en la quebrada del ají.
Pero más allá de que lo mate por malo para el catre y que grite a los cuatro vientos que ya lo reemplazó por un gallo bueno, tiene que agarrar al tal Rubén y cuando este tenga un minuto de lucidez en medio de los brebajes que lo tienen turnio y a punto de perder la cabeza, dígale que se vaya de la casa y que se busque otro lugar para ir a echar el tufo.
Antes de ello, converse con sus hijos y espero que a ellos les formalice toda su decisión, porque los peques son los que sufren después.
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