Mina muy directa le mató el amor

Lo sigo hace 10 años y me mataba de risa cuando leía La Cuarta en el colegio. Ahora estoy viejote, con pega buena, casa propia, auto deportivo, pero más solo que el dedo de Jarita. No se confunda, maestro, porque siempre tengo carne en el gancho y del tipo “V”. Es que hay telarañas en mi corazón, o zoronca o cuore como le dicen en la pop. Hace poco vi una cabra re linda, ordenadita, nada de coqueta, estudiosa, trabajadora y decentita. “Ahí va la mami de mis futuros hijos”, pensé y le trabé conversa... A la hora de blablá me dejó pa’ dentro: “Negro, ¿y si vamos a un hotel de Vicuña Mackenna?”. Fuimos a un telmo, pero murió el amor al toque. Ahora ni le contesto el celu. ¿Qué hago, jefe?

CARLITOS

Don Charly:

Compadre, usted quiere una mujer de otra época, una dama medieval y con cinturón de castidad de acero y guillotina para decapitar orientales tuertos. No, pueh. Pedir eso es no estar con los tiempos, ya que las féminas no tienen por qué ir detrás de los hombres, ¡y menos en materia de cacheteo! ¿Acaso solo los machos podemos galopar en los telmos a destajo? Ley pareja no es dura. Primero usted le entró por los ojitos a la cabra y después por otros lados, lo pasó chancho, pero le puso el apelativo de cuatro letras. No, amigo, anda mal. Imagínese que pololean de la manito, que no pasa naipe hasta la noche de bodas y después ella resulta un fiasco y no lo motiva para nada. Partió mal el casorio y fue por no conocerse en forma íntima. Mire, lo mejor es contestar las llamadas de la cabra, seguir en el zangoloteo y dejar que el zoronca hable. Si se enamora, tendrá a la dama de su vida y, lo que es más importante, a la diosa del catre que tanto anhela. Ya, juegue.

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