Ni en tus sueños

Galeno del corazón:

Quiero que me aconseje, porque estoy viviendo un tremendo drama. Trabajo en un local de revisión técnica. Paso todo el rato viendo autos, y el otro día una mujer de unos 40 años llegó hasta el servicio en un Audi nuevecito. El vehículo era casi plateado y todos los compadres estaban locos con los asientos de cuero y la mansa radio que se gastaba. De repente, la hembra se me acercó, me pasó 20 lucas y me dijo que le hiciera todos los trámites, porque debía ir a hacer unas compras. Para más re’ cacha, estaba lleno de tocomochos. Me pidió el teléfono para que le avisara cómo iba la cosa y se fue. A las 19.00 habíamos cerrado todo y el vehículo de la extraña mujer aún permanecía en la planta. Hasta que me llamó y me pidió que se lo fuera a dejar a su casa. Llegué a una tremenda ruca en el barrio alto, y ahí estaba ella: bata azul, pelo mojado y con una copa de vino en la mano. Me hizo pasar, y lo que pasó después me da vergüenza contarlo. Pero sigo con la mujer y me está pagando por acompañarla todo el rato. Me siento raro.

MARCO

Don Marquito:

Mientras no le hayan medido el aceite por detrás está todo bien. Ahora lo raro y penca es que usted entró a pata pelá con una mujer que en su perra vida había conocido. Ese es el problema. Por más que la mina tenga plata, buen auto y todo lo que sea, igual usted no conoce cuál es su origen; si tiene hijos, marido, si es loca, tiene antecedentes penales, no sé. Hay un millón de cosas que debe averiguar antes de encatrarse con una hembra. Y más encima se transformó en un taxi boy.

Eso de cobrar por compañía tiene una definición, y seguramente la tiene clarita. Ahora, le recomendaría que abandonara todos estos lujos sin antes saber de dónde miércale salió esta fémina califa y extraña. De lo contrario, podría perfectamente aparecer su cabeza en la orilla de un río. Estoy exagerando, no se haga en los pantalones, pero lo que le quiero decir es que lo que está viviendo ahora es muy peligroso. Tenga mucho cuidado.

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