Tengo el manso atado en la casa, ya que una de mis hijas, la mayor, de 21 años, la más piola, la más estudiosa y ejemplo para las otras, llegó a casa acompañada de un chascón que toca en una banda de rock. Me pateó la colonia que usaba el tonto, me choreó que se metiera a la cocina a lavar los platos, me reventó que se tomara atribuciones e hiciera palta para la once y me ardió “el que le conté” cuando salió tomado de la mano y se despidió con un beso de mi princesa, que ahora es como la reina de otro. Además, mi esposa, mi compañera, mi yunta en la vida, lo halló regio y que además tocara temas románticos con la guitarrita. Le prohibí que lo siguiera viendo y no se mencionara su nombre en la casa. ¿Qué hice mal, doctor? ¿Dónde la embarré?
FELI
Don odiosín:
Lo hizo todo mal y la embarró en HD y a pantalla completita, compadre. No lo voy a reventar más, por el contrario, lo voy a aleccionar. Cuando llegue un pololo de sus hijas, bien perfumadito, amable, cuidadoso, acomedido y, para mejor, artista, pórtese como el mejor anfitrión del mundo y magnífico, además. Y, si por desventura, le llega un chico, patojo, desgreñado y, para remate, barzúo, usted debe portarse igual de gentleman. El cabro de marras es un lujo como pololo de su princesita, cúidelo, apapáchelo y ruegue que concrete algo a largo plazo con ella. Y deje de comportarse como Shrek, recapacite y reivindique el nombre del lolo. Le hará bien al alma.