No soy para nada deconfiada, pero con esta duda ya no puedo más y siento que sólo usted me la pueda sacar de adentro...
Doctor Cariño:
No soy para nada deconfiada, pero con esta duda ya no puedo más y siento que sólo usted me la pueda sacar de adentro. Con mi novio nos contamos todo y por eso me duele tanto que la otra noche él se metió a la ducha y sonó un celular que no conocía. Estaba dentro de su pantalón y aunque no lo quise contestar, me fijé que lo llamaba una tal "Dulce". Me hice la de las chacras, pero se ha vuelto una costumbre que estamos tomando té y él se para a hablar para callao. Y, por si fuera poco, más encima le ha dado por hacer unas salidas raras. Yo sé que él me quiere, yo lo amo, pero si me está metiendo los cuernos todo se irá al carajo. ¿Serán rollos míos? Ayúdeme a sacar este demonio de mis entrañas.
Lore
Loretito:
No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que su noviecito anda en algo raro, porque el pecado hoy en día entre por los famosos celulares y si para más recacha el pillín-pillín ocupa uno que usted no ha visto ni en pelea de perros, con mayor razón el río está sonando porque trae camotes en vez de piedras. Sin embargo, lo peor que puede hacer es comérsela callada y permitir que la duda entre en su cuerpo como un supositorio, así que aunque le cueste va a tener que hacer de tripas, corazón. Por eso, agarre de una oreja al perla y vomítele todo lo que la atormenta, porque capaz que ese "Dulce" sea como koyak que el goloso chupa que chupa hasta dejar el puro palo. La verdad, amiga mía, siempre nos libera.
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