Después de 20 años casado, mi mujer me dio la última oportunidad para salvar el matrimonio. Soy un adicto al sexo y, gracias a Diosito, mi santa esposa entendió que esto es una enfermedad.
Doctor Cariño:
Después de 20 años casado, mi mujer me dio la última oportunidad para salvar el matrimonio. Soy un adicto al sexo y, gracias a Diosito, mi santa esposa entendió que esto es una enfermedad. Ya perdí la cuenta de las veces en que ella me pilló ensartado. Desde la nana hasta, incluso, mi cuñada pasaron por mi escopeta, pero porque algo se apodera de mí.
La maldición parte como una visión de rayos X, a lo Superman, que me hace imaginar a las mujeres desnudas, para luego atacar hasta que acabo arrepentido cuando logro comerme el fruto prohibido. Sé que no es bonito, pero le repito, esto es una enfermedad y le prometí a mi reina que a fin de mes me voy a encerrar en una clínica para adictos al cacheteo hasta recuperar mi vida. ¿Cree que me sanaré? Ayuda.
Chomi
Mi enfermo de buche:
No me cabe duda que lo suyo es una enfermedad, pero déjeme decirle que en vez de adicción se llama "carerrajismus crónicus", que veo muy difícil de curar.
La fidelidad, el respeto y la lealtad son palabras que jamás van a aparecer en su "Rosco", porque usted ha disfrazado la desfachatez detrás de un mal que no figura en el Auge, a no ser que la cara de palo ahora la cubra Fonasa.
Me da pena por su santa mujer, que ha perdonado más que el Palomo quizás porque la pobre aún cree en el poder de la medicina, como si una pastilla le fuera a quitar la conexión canalla que tiene entre la cabeza chica, que le manda a la de arriba. Sea más hombre y asuma que ya no quiere a su esposa. Déjela rehacer su vida.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com