Doctor Cariño:
Llevo 14 años de yugo, de maltrato, de ninguneo, de que me traten con la punta del zapato y, además, gorreado hasta las orejas. Así no más.
Nos casamos ferozmente enamorados, pero a los cinco años empezó a irse todo a las pailas. Empecé con la bebida y ella lo resintió. Nos tratamos mal por lado y lado hasta que nos convertimos en perro y gato.
Una vez en una tomatera, uno de mis amigos me contó que mi mujer tenía un firmeza. Casi lo maté a combos, fui a mi casa y le pregunté a ella... Y me dijo que tenía otro.
Me quebré y todos estos años son como si no estuviera ahí. Estoy que viro. No tengo otra y ya no tomo. Pero es indigno.
Carlos
Carlitros:
Una pena que el tragullo vil les haya arruinado la vida a ambos. Cuando usted dio muestras de ser un curao abyecto, que prefirió a los amigotes a la mujer de la que se casó enamorado, ahí mismo se pudrió todo.
Ella, en todo caso, optó por el camino más fácil, el de buscarse otro que le diera cuerdita al reloj. En todo caso, los dos tienen la culpa de lo que pasó, claro que usted la guaneó primero.
Está claro que lo de ustedes no tiene arreglo y que pese a hacer penitencia y reformarse, ella lo tiene para el combo, la patá y el nuqueo.
Una pena, pero es mejor que hable con ella y le diga que va a virar.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com