Ansiosín quedó pajarón después de primera (y al parecer última) cita.
Dr. Cariño:
Estoy desesperado, Doc, voy a cortar las huinchas en cualquier momento. Conocí a una chiquilla por Tinder, salimos por el centro a comer chinos, reímos y hasta se puso calentona la cosa. Quedé como dragón, pero cuando la fui a dejar, casi al otro lado de la ciudad porque uno es galán siempre, en vez de invitarme a entrar me dijo que tenía que irse a acostar. ¡Y era sábado en la noche! Yo sé que era la primera cita, pero pucha. ¿Qué puedo hacer? No hemos hablado hace cinco días y ya no me quedan uñas ni imaginación. Ayuda.
Ansiosín.
Querido Ansiosín:
Calma, como dice uno de los caperuzos que me arregla el compu cada vez que se estropea por entrar a Badoo. Ya hizo lo que había que hacer, cruzó el Rubicón, mostró las credenciales, ahora solo queda ser paciente. Ya que menciona a los chinos, hay un librito que enseña que la vida trata de desprenderse, de que las personas llegan así, inesperadamente, y que de esa misma forma se van. Tiempo al tiempo. Aprenda algo nuevo, use su cabeza (no sea tonto) y no ande de pajarón. Le doy mi palabra que más temprano que tarde le llegará una señal. Para bien o para mal, recuerde que era la primera cita no más. ¿Qué acaso no vio el programa ese que decían “Next”? Deje que las cosas pasen. Que cante la vida, como decía el otro contumelio.
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