Rayuela

Estimado Doc: 

Mire, soy rayuela desde cabro chico. A los 5 años me echaron del kínder porque hablaba con amigos imaginarios que me ayudaban a hacer las manualidades. En la básica me comunicaba con gente de Marte que me ayudaba en Matemáticas.

Quedé con fama de chiflete y acelerado y en la enseñanza media me la pasaba organizando fiestocas y recitales con mi banda. Mis fans se tiraban del quinto piso por mí y ahora maduro igual me pasa, sólo que no toco guitarra ni canto más que en la ducha.

Ando a mil por hora, fumo como loco y estoy obsesionado con la pega. Estoy casado, linda mujer, feliz, sin críos, buena casa, buenos autos y una que otra amiga con raspe para cuando haya necesidad entre el almuerzo y la vuelta a la pega.

¿Y el atado? Es que me tiré al dulce con una mina medio “balance”, medio alternativa, onda yoga, quínoa, productos naturales, andar en bici… ¿Y qué cree? No atiné, la cabra quiere conmigo, pero dice que así, pasado de revoluciones, no.

Mire, estoy tomando litros de passiflora y una yerbas para calmarme, pero los estímulos me superan. Me dijo que ella encantada iba al intercambio cósmico y carnal conmigo, pero que cuando estuviera listo. Pero estoy listo, doc, estoy listo hace rato. Deme una mano, ya.

Cacho

Don Neurasténico:

Compadre, pucha que me puso nervioso leer su carta. En serio. Me imagino que su wife  debe ser un oasis, un remanso para la metralleta que debe ser usted. Ya, voy a hacer abstracción de que ponerle el gorro a su santa patrona es algo vil, porque esa no es su consulta. 

La cabra calmatol es su sufrimiento y a eso voy, no se desespere, tranqui. ¡Olvídela! ¡Chao! Usted no se va a calmar nunca y la cabra le pidió un imposible. Usted fue un niño, adolescente y adulto hiperactivo sin tratamiento. Creo que sólo esa aberración de las lobotomías salvajes que practicaban los gringos en los años 50 del siglo XX lo podrían haber dejado quieto. 

Pero esa atrocidad no se la deseo a nadie. Amigo, su paraíso del placer está a la vuelta de la esquina, pero usted nunca se calmará y no tendrá acceso al deleite. Siga con otra amiga con raspe que le aguante el ritmo de perinola que lleva y compadezco a los que trabajan con usted. Me alteró su carta.

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