Mi marido es un animal. No me infla cuando llega, no se despide cuando se va y al hacer el amor ni me conversa, como si fuera una muñeca inflable.
Doctor Cariño:
Mi marido es un animal. No me infla cuando llega, no se despide cuando se va y al hacer el amor ni me conversa, como si fuera una muñeca inflable. Dice que me ama, pero no lo demuestra con nada afectivo. Me paga todo lo que quiero, me compra joyas, tengo un auto del año y, más allá de ello, requiero de un beso o un abrazo.
Él no me lo da y lo necesito mucho. Estoy pensando seriamente en dejarlo, porque llevo tres años haciendo el esfuerzo por cautivarlo. Más encima no quiere hijos. Y comprenderá que a mis 27 años lo único que me gustaría es ser madre. Ayúdeme doctor. No sé qué hacer con mi vida.
Manuela
Doña Manuela:
Con su edad, plenos 27 años, no tiene otra opción que disfrutar de la vida y dejar botado a ese orangután que no se merece una mujer así. Qué se cree ese machista de utilizar a su mujer como una dama de compañía y sin manifestarle su afecto.
Más encima durante tres años. Es joven, mi reina, y por eso le quedan muchos años por delante para que encuentre a un verdadero príncipe azul, que la ame, la respete, la bese y la haga poner los ojos blancos hasta gritar ¡Viva Chile! Y seguro que le irá bien. Que el otro se pierda en el tiempo, como las hojas se caen en el otoño. Por pajarón y pobre hombre. Váyase, aunque le duela. Después se le pasará con un galán que la adore como usted se merece. Insisto, se lo merece.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com