Me cambié de departamento hace una semana y el sábado, recién, me conseguí un permiso de la Comisaría Virtual para ir al supermercado.
Doctor Cariño:
Me cambié de departamento hace una semana y el sábado, recién, me conseguí un permiso de la Comisaría Virtual para ir al supermercado. Llegué de vuelta lleno de bolsas, y una señorita muy voluptuosa me abrió la puerta del edificio. Era colombiana y las curvas que se gastaba me dejaron marcando ocupado.
Yo no sabía que era casada, por lo que la invité a mi nuevo hogar. Nos tomamos unas cervezas y en un ratito ya estábamos de lo lindo pasándola bien. Me dio algo raro que funcioné toda la tarde como un cabro chico. Al nivel que quedé con dolor a la columna. El problema fue al día siguiente cuando fui a dejar la basura al incinerador y me encontré con ella de frente junto a su marido, de dos metros, y una niñita de tres años. Vive en el mismo piso.
No sé qué hacer.
Ruperto
Don Ruperto:
Si tuvo la facilidad para cambiarse de casa en tiempos de pandemia, le recomendaría que buscara al tiro otra vivienda. Creo que tener una mujer con familia al lado suyo, después de lo que pasó, está pintadito para una buena sacada de cresta por celos, y más allá de ello, hay una familia de por medio. Una niñita, además.
Quizás la mujer no pensó en la embarradita que significaba agarrar con usted. Por esta misma razón, y por la seguridad que se merece -pese a que no investigó nada y se tiró a la piscina cara de tabla- le recomendaría que buscara un portal web inmobiliario y lograra un nuevo arriendo con urgencia.
Mientras le sale algo, guárdese. No asome ni la nariz. Mire que un cornete de un gigantón no se lo doy a nadie.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com