Se enamoró de Afrodita que lo hace pedazos

No me creo lindo ni se dan vuelta a mirarme en la calle, pero siempre tuve mi facha. Y, por lo mismo, cuando me empezaron a crecer "lo'h pesho" y ya me quedaban buenos los sostenes de mi madre, no lo pensé dos veces y me metí al gimnasio.

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Doctor Cariño:

No me creo lindo ni se dan vuelta a mirarme en la calle, pero siempre tuve mi facha. Y, por lo mismo, cuando me empezaron a crecer "lo'h pesho" y ya me quedaban buenos los sostenes de mi santa madre, no lo pensé dos veces y me metí al gimnasio. Pero nunca pensé que ahí también hallaría el amor musculoso de mi vida.

Para no aburrirlo: me enamoré de una diosa fitness, pero el único problema es que es como un camión tres cuartos, con los brazos como Popeye y yo parezco llavero a su lado. Todo fue muy rápido, y sin darme cuenta ella estaba tomando de mi isotónica, claro que hacer el amor es una proeza, porque yo mido 1,60 y ella 1,85. Me hace pedazos. Ya llevamos dos meses y en la calle se ríen de mí, porque soy como un salchicha a su lado. ¿Sigo hasta casarme?

Marito

Mi pequeño saltamontes:

Por su relato, me lo imagino todo chiquitito, como una pepita de ají, casi como un pollo que termina con el cogote pelado cuando la Afrodita entra en calor y, a lo Mazinger Z, le manda un gomazo, que lo debe dejar peinado para atrás.

Pero sabe qué, no le encuentro nada mala a esta historia del David contra el Goliat en el catre. Al contrario, debiera darse con una piedra en los dientes que además de estrujarlo su patrona hasta lo puede defender de los que le gritan "falso enano rencoroso" en la calle. El tamaño no importa, mi pequeño saltamontes. Menos en estos tiempos. Además su amor fitness no puede ser más sano, porque puede brindar con batidos en vez de copete. Dele nomás. Haga lagartijas hasta que le duela.

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