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Doctor Cariño:
Me enamoré, pero no lo puedo decir. Es que estoy casado, soy feliz, tengo hijos, pero este deseo en el corazón y en mi mente es incontrolable.
Para mí, esto de la pandemia fue una bendición, porque estoy sintiendo esto. Un problema de mi chicoco con los estudios hizo que me contactara con la profesora jefa de él.
Un Zoom, dos, tres... Después me atreví a más y le pedí que conversáramos en persona. Me dijo que bueno, que fuera con la mamá también. Yo sé que ella es casada, porque la vi en Facebook, pero sé que hay una onda, lo presiento. Obvio que no iré con mi señora, voy a sorprender a la profe. Me tengo fe. ¿Qué me aconseja?
Christian.
Christian:
Todo indica que la pandemia lo trastocó. Está loco, mi amigo. Orate. De patio. Tanto encierro le hizo pasarse una película que lo tiene a usted como único protagonista.
Y para ayudarle, que para eso estoy, le voy a adelantar el final: pasará una vergüenza terrible cuando se le ocurra dar el paso en la reunión que, sólo para usted, es cita.
La profesora no va a querer saber más de su cabro chico y capaz que hasta lo sapeen. Así que ahórrese hacer tonteras y enrróllese su enamoramiento virtual, su payaso.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com