El fin de semana fui a tocar al sur para las fondas. Con mi hermano tenemos una orquesta de rancheras y nos fue re bien.
El único problema fue el sábado, que subí al escenario medio entonado y comencé a mirar a una cabra que me bailaba sólo a mí.
Al terminar la presentación, la niña se metió al camarín de nosotros y eché a mi hermano y a los demás músicos. Me quedé solo y la pasé porcino durante 15 minutos.
El problema es que después caché un patadón que abrió la puerta y era su pololo. Me sacó la cresta, me rompió el acordeón en la cabeza y a mi hermano le hizo pebre la guitarra.
A raíz de esto, mi propio hermano me acusó con mi señora. Ahora no tengo mujer, no tengo casa y no tengo acordeón. ¿Qué hago, doc?
JUREL
¡Dios santo, qué le pasó!:
Lo único que le puedo decir es que está hasta el loly y eso le pasó por ocupar la que arrastra en una fonda ajena.
Se mereció la sacada de xuxa y que le entubaran el acordeón por el traste, porque lo que hizo no se debe hacer, poh mijo. Mientras el perla la pasa chancho, la señora está en la casa cuidando a los cabros chicos.
Más encima es poco profesional, pues se subió a tocar los charrasqueados arriba de la pelota y un músico de los buenos no le hace a eso. Por lo tanto, su hermano lo vendió en cinco pesos.
Se merece todo esto y mucho más. Ahora le queda pegarse una buena arrodillada ante su amada y otra frente a su brother, porque debe seguir ganando platita a punta de corridos. Pero con un acordeón nuevecito de paquete.
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