Mi querido doctor:
Tengo 30 años, y por lo menos hace 10 leo La Cuarta y sus cartas, día tras día. Por eso quiero a través de este diario decirle que estoy enamorada hasta las patas de mi pololo, con quien llevo también casi una década. El problema es que quiero que me conozca más, pero él jura que sí. Es por ello que le tengo una propuesta: si él mañana después de leer esta carta se da cuenta que la que la escribió soy yo, le acepto que me pida matrimonio y me caso al tirante. Me gusta el yogur de plátano, porque lo mezclo con galletas de chocolate. En las noches duermo con calcetines hasta en verano. Ojo, encima mío es mucho mejor que cualquier otra cosa. Soy tradicional. El verde me gusta por la bandera de Brasil y las canciones de Arjona me gustan como empiezan, pero no como terminan. Aunque tenga 80 voy a ir Fantasilandia tres veces al año, pero sin meterme en los juegos que tienen que ver con monstruos y oscuridades ni sustos. Perrito, por favor reconóceme. Así me caso altiro. Gracias doctor por darme esta oportunidad.
Lulú
Esta carta no es para Ud., Lulú:
Le escribiré al señor Toby. Oiga don Toby: ¡Lea bien esto y reconozca a su peuca! Ojalá la logre pillar y le pida matrimonio hoy día mismo. No puedo darle más consejo. Sólo que haga un esfuerzo por tratar de saber lo que le gusta a la mujer de su vida. Hay muchos hombres que no se preocupan de pequeños detalles que cautivan a una mujer. Como por ejemplo, que se acuerden de las canciones que las apasionan, que sepan con qué cena las pueden cautivar. Aquí, por lo que veo, en la carta de Lulú, debe jugársela. Pregúntele a su suegra si es que cree que Lulú es la minita que escribió en el diario y averigüe más. Aguántese la banana con chocolates, los poco glamorosos calcetines debajo de una sábana y cuando haga cositas no piense más en el vuelo del cóndor ni en el helicóptero ni en el koala. Sólo a lo tradicional: encima a lo tortilla. Ojalá que esto resulte. Los lectores están encontrándose con una inusual petición. Ojalá tenga un buen final.
