Sicópata en el Metro

No sé qué hacer, pero el otro día un  hombre me pegó una punteada en el Metro. Me quedé callada, porque me dio miedo, pero lo que sentí por detrás era terrible. Era algo hirviendo, duro, y se movía con el paso de las estaciones. El tipo era joven, pero su mirada me dio un terror increíble, como si fuera un sicópata. Tres veces me la hizo en cinco minutos y se puso ahí, atrasito mío. Yo de puro miedo me acerqué a un universitario, pero él ni se inmutó y me puso otro trancón.

Quedé terrible de saltona. No le he contado a mis amigas, ni a mi  familia. A nadie.

SOFÍA

Mi vida:

Está actuando pésimo. Eso no se hace, es terrible, es lo que se encuentran viviendo miles de mujeres. Esto es un acto sexual de grave connotación. Acá hay un seguimiento de un enfermo mental, agresor, y usted le tuvo miedo. Denuncie para la otra si le aparece alguien así. Para serle franco, tiene que realizar la acción al tiro, porque esto huele mal: cada vez son más los casos de califas que van a puro rayar la pintura en el Pata de Goma. Para más re cacha, a usted la veo como una mujer miedosa y él se aprovechó.

A todas las hembras, si les pasa algo así, vayan a cualquier estación y abran el tarro. Estos trogloditas necesitan un escarmiento y usted requiere de un remezón. Es demasiado callada para estas cosas, lo que es muy, pero muy malo.

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