Doctorcito:
Me contaron que usted da consejos al callo. Bueno, pues yo quiero uno que me arregle la vida de una. ¿Qué pasó? Que me enamoré de un jardinero, que es viejo, de cincuenta y tantos. Es amable, habla despacito y tiene educación. Es mansito.
Vino a podarme un rosal y a reponerme unas pelones de pasto y empecé a meterle conversa, le di un café, me ayudó con el compu malo, me reconfiguró el smartiví y agarré papa.
No se cómo, me habló de la vida, le hablé de mis problemas, de mis insatisfacciones y terminamos en una sesión de sexo tántrico.
Estoy agarrada de él y quiero rehacer mi vida a su lado, porque mi marido me dejó. ¿Será seguro? ¿Puedo confiar?
Melissa
Doña Meli:
Perrita usted es dueña de hacer lo que quiera con su alma y con su cuerpecito. Siempre y cuando lo que haga sea de común acuerdo con el galán. En todo caso, se agarró el premio gordo de los vejetes.
Lo digo porque aparte de ser jardinero es filósofo y campeón pa'l merequetengue. Eso del sexo tántrico es "tan rico", que los que somos capps en ese arte provocamos explosión de fuegos artificiales, ojitos blancos y llamados al pulento sin siquiera mover la pelvis o transpirar.
Pero bueno, la idea es que se tire a la piscina sin miedo, que está en buenas manos, que son lo que importa en un jardinero, aparte de la podadora, el rastrillo, la pala y la picota.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com