Mi virginidad se la debo en gran parte a la mala suerte y, sobre todo, a la fama de yeta que me han hecho. Soy tan quemado, que ya no me invitan a ninguna parte, porque si voy fijo que algo pasa.
Doctor Cariño:
Mi virginidad se la debo en gran parte a la mala suerte y, sobre todo, a la fama de yeta que me han hecho. Soy tan quemado, que ya no me invitan a ninguna parte, porque si voy fijo que algo pasa. El "mala cueva", el "nube negra" o el "funado". Todos esos sobrenombres me han puesto, y mucha gente cuando me ve en la calle cruza a la otra vereda con tal de no saludarme.
Con semejante fama, las minas se arrancan de mí. Y el único cariño que he sentido es cuando me llegan bendiciones en una cadena de oración de "wasap". Mi vida es una mierda, en realidad. Pero el otro día llegó al pasaje una vecina nueva, que no me conoce y, tal vez por lo mismo, me metió conversa. Es linda, tierna y me provoca cosquillas. Y tengo terror a que se entere de mi fama y salga arracando. Ayuda.
Canuto
Don canuto:
Qué lesera, oiga. Tener la escopeta cargada hace tanto tiempo, aparte de doler, es un castigo absurdo cuando el cañón llega a tener telarañas por culpa de los cahuines. Pero sabe qué, yo creo que más que del resto la culpa de que tenga el plátano sin pelar se debe en gran medida a usted, porque la buena o mala suerte uno mismo se la busca.
Las profecías autocumplidas existen y por eso ha visto pasar todas las micros, mientras los que se cayeron del catre le sacan pica. No sea amermelado y esta vez enfrente su destino. Invite a la vecinita nueva al cine, a comer un completo o tomarse un helado. Sí, sobre todo un helado a usted le hace falta. Y encare la vida de frente. De seguro que le saltará la liebre.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com