Doctorcito:
Estoy chata con tanto edificio que se ha construido en torno a mi casita.
Ya ni entra la luz de sol. Tengo ganas de cambiarme, pero están tan caras las viviendas que mejor no hago nada... Me amurré.
Pero como soy una mina positiva, busqué el lado amable de las cosas: hay más comercio, no tengo que ir al centro, aunque lo mejor se trasluce por las ventanas.
Es que tengo unos vecinos que son buenazos para andar en pelota. Los edificios están tan, pero tan cerca, que pareciera que con estirar la mano se pudiera tocar ahí mismito...
El caso es que hay un gallo que, estoy segura, me hace ojitos mientras se pasea por su living...
Me tira besitos, me cierra el ojo y me puso un papel pegado al vidrio con el número de su depto. El atado es que he ido caleta de veces al edificio y no doy con su domicilio... ¿Qué hago?.
Ansiosa
Perdida:
Ay, Dios. Hay dos opciones con ese Adán.
Una, que la agarró para el leso y le inventó un número falso para que usted nunca dé con él.
Lo otro es que usted sea demasiado extraviada y pajarona, pero no creo que sea tan pava de ir tantas veces y no dar con la dire...
¿O sí? En fin, si es este último caso, escríbale usted en un papel que le mande el número de cel mejor y se acaba el problema.
Y si le toca encatrarse, que el dueño de casa corra las cortinas, poh. Y se me cuida, su golosa.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com