Doctor:
Estoy cansado de mi mujer, no la soporto con sus tonteras.
Lo único que la salva, por ahora, del adiós definitivo es su estupenda figura y gran capacidad amatoria, además de buena mano para la cocina.
Pero me tiene chato con su manía de limpiar todo cada día, de llegar de la pega y ponerse a tono con la loza y que me embarque en esos menesteres hogareños.
Al final, terminamos pasando la aspiradora yo y ella sacudiendo cosas. No me deja tiempo para ver el fútbol, salvo las series del canal especial.
Estoy que me voy. ¿Le doy la chance de cambiar?.
Néstor
Don Néctar:
Sí, tal como lo lee, porque usted no da jugo, sino que algo más espeso: néctar.
¿Sable por qué? Porque tiene en su hogar una diosa, que aparte de su hermosura le regala amor y pasión.
Pero eso no es todo, ya que además de esos regalos de vida, lo involucra en algo acorde a los tiempos, que es preocuparse de la limpieza del hogar como pareja.
Imagino que usted es de esos machistas abusetes, que además de ver trabajar a su amor espera que siga machucándoselas en los quehaceres del hogar.
No, Néstor, eso ya pasó por injusto, por bolsiflái, por penca. Así es que mi consejo es que usted se dé la oportunidad a sí mismo de que ella siga a su lado.
Estoy a punto de integrarlo a la lista de quienes son por definición verdaderos imbéciles.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com