Ventanita Sentimental

Estimado doc: 

Le escribo porque necesito de sus sabios consejos. Hace como dos años que pololeo y ha sido una relación con altos y bajos, pero le hemos puesto mucho amor y esfuerzo.

Hace unos meses mi pareja encontró trabajo después de un tiempo cesante e hizo muchos amigos, lo cual le hacía falta porque no es de esta ciudad y se vino a vivir a Santiago para que nuestra relación a distancia funcionara y pudiéramos estar cerca.

Pero parece que las amistades en su trabajo fueron mala influencia. Mire, yo no sé qué hace con ellos, pero le he encontrado videos porno en su celular, fotos de minas en pelotas y seguro que debe tener la colección completa de la Bomba 4.

Estoy seguro de que compra películas porno y las ve solito. Cuando lo pillé ni se inmutó y me dijo que todos los hombres ven pornografía y que todos sus amigos tienen fotos de minas en el celular.

Primero, reaccionó y borró todo lo que tenía, pero ahora parece que le da lo mismo. Estoy confudida, doctor, porque no sé si todos los hombres hacen lo mismo.

Confundida

Guachis:

Mire, querida doña, para qué estamos con cosas. Todos los hombres han visto alguna vez películas cochinonas y obviamente todos hemos andado alguna vez con calendarios con namis en bikini de cuero o esos lápices mágicos que uno daba vuelta y la tonta rica quedaba sin nada puesto. 

Pero ahora la cosa se ha puesto cada vez más tecnológica y los celulares llegan a hervir con la cochiná.

Lo que no ha cambiado es la clásica Bomba 4, papel tapiz de todos los mecánicos de Chilito lindo.

Lo que sí tiene que hacer, mijita, es sentarse a hablar con este califa virtual para ver si las películas XXX que tiene guardadas en el computador son para pasar el rato o porque simplemente usted no le da lo que él quiere. 

Pregúntele qué onda pasa por su cabeza, si acaso la belleza que tiene a su lado no le alcanza y tiene que entrenerse viendo cómo lo pasan bien los demás.

Así de simple, porque tenga en cuenta que si el california tecnológico sigue en esa onda, no la pescará más, porque de tantas puñaladas en la guata que se pega, va a terminar enamorado del celular y el DVD.

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