Hola, Doc:
Nunca pensé en escribirle, pero acá estoy. Soy un chico de 18 primaveras y llevo un año pololeando con una niña de mi edad que es un pan de Dios. Por el contrario, yo he metido caleta de veces la cabeza al guáter, pero me las ha perdonado todas.
El asunto es que en este tiempo de relación no hemos debutado en el ring de cuatro perillas, ya que ella no me deja. Su cuerpo es virginal como el de la Rupertina y le da miedo ir al choque. Siempre llegamos al grado 2 1/2 y me para.
Ya no sé qué hacer, Doctor. Estoy que corto las huinchas y no quiero mirar pa'l lado porque me gusta mucho. Porfa, déme un consejo.
SR. IMPACIENTE
Mr. California:
Recién nomás me contaba un colega que se tomó un viagra y quedó con el cíclope más duro que un saco de leña... Supongo que usted debe andar por las mismas tratando de desflorar a su cándida Rupertina.
Comprendo que a sus ávidos 18 años quiera sacarle punta al mostro porfiado, pero también es muy importante que respete los deseos de su polola. No se trata de entrar como un elefante trompudo a una cristalería.
Tengo la impresión de que ella lo tiene con el Kino acumulado por todos los condoros que se ha mandado. Si fuera buen pololo, tal vez habría gritado Viva Chile antes de que la Roja clasificara a Sudáfrica 2010.
Si quiere llegar al Grado 3 con ese primor, no le queda otra que hacer méritos. Si mira para el lado, corre el riesgo de que lo tengan otro año sin poder matar la gallina.
Hola, Doc:
Soy una lola atractiva y segura de lo que quiero y desde hace un tiempo salgo con un joven algo mayor. Nos llevamos bien, es buen chico y me respeta, pero siempre me entra la desconfianza, ya que vivimos en distintas comunas y nos vemos sólo los fines de semana.
Mi miedo es porque en relaciones anteriores con hombres mayores me ha ido mal. Por eso me pongo maniática y quiero saber todo lo que hace. Él confía en mí y no me gusta hacer el papel de la celosa o la estúpida que se pasa rollos.
LA LOQUITA
Mi perra:
Hay quienes piensan que en la confianza está el peligro, pero yo soy de la corriente contraria y creo que si uno no tiene fe en las personas, vivirá a los saltitos y jamás pegará pestaña tranquilo, tal como le está pasando a usted.
Se jura segura de sí misma, pero la firme es que desconfía hasta de su sombra. Lo penca es que con sus dudas intercomunales puede terminar aburriendo a su galán.
Me dice que no quiere hacer el papel de celosa, pero le queda perfecto. No sería mala idea que viera un especialista.