Fue por un verano sin polera y terminó enamorado hasta la barriga de la personal trainer

Doctor Fitness:

Me metí al gimnasio por la eterna promesa del verano sin polera, pero nunca pensé que al final me iba a hacer adicto a la vida sana por la profe. Sé que es más fácil que Pinilla vuelva a la "U" a que ella me dé bola, porque soy gordito y a la maestra, con un cuerpo con más curvas que la Cuesta Barriga, le llueven los musculosos.

Pero cuando me pone a sudar en la trotadora se me olvida todo. Y me la imagino haciendo lagartijas conmigo, mientras ella elonga sus piernas eternas alrededor de mi guata de Bichi Borghi.

En esos sueños húmedos, mi "Lucila Vit" llega a relinchar cuando yo me estiro más que el Tomás González y de un salto mortal aterrizo sobre su piel. El drama es que cuando despierto me veo otra vez como Che Copete con malla y sufro, porque no tengo ni una oportunidad. Ayúdeme.

Lalo

Mi lobo marino:

Más que poner a prueba las charchas, lo que de verdad necesita es ejercitar el autoestima, mi amigo. Sé que con esa malla debe ser tan sensual como un arrollado de huaso al lado de unas papas cocidas, pero sólo en las películas gringas las Barbies se quedan con los Ken.

En el mundo real, es común ver a gordos con flacos, pailones con pitufos y apolíneos con gárgolas. En la variedad está el gusto, como dicen, y la profesora de los cachetes de marrana flaca puede que esté aburrida de tanto gorila lleno de esteroides, que por si no lo sabe le convierten al saxofón en una tierna ocarina.

Yo que usted mojo el traje de Tony Esbelt hasta que se convenza de que la calidad va por dentro, como el vinacho noventero, y le dé el cuero para invitarla a salir. Si le aguanta la escapada, de ahí me cuenta cómo le fue.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com