Le compró a la polola zapatillas para correr y la pilló con el profe del gym

Doctor: 

Cuando uno se manda embarradas se las manda, pero en el caso mío creo que no hice nada malo, sólo omitir cosas.

Lo que pasa es que mi polola es muy buena para correr. Sale todos los días, me invita y no la pesco y corre y corre y corre y lo único que hace es correr. Y yo, cero. Al final, para Navidad me pidió unas zapatillas de running. Me costaron como 120 lucas y el miércoles pasado, para sorprenderla, decidí ponerme mi equipo deportivo y enfilarme a encontrarla en el camino frente al parque donde siempre va.

Y, ¿qué pasó? Iba feliz, miré a la izquierda y la pillo atinando desaforadamente con el profesor del gimnasio, levantaba las patitas con las zapatillas nuevas mientras él le perdía la lengua en las amígdalas. Me volví loco, regresé a mi casa y arrojé todas sus cosas por el séptimo piso para abajo. Ella quiere volver y yo nada. Aunque la extraño.

Lucas

Don Lucas:

Si ella quiere volver y usted vivió todo lo que pasaron por sus ojitos, creo que mejor dese un tiempo para pensar y buscar otras alternativas. Esa imagen no se la doy a nadie y esos cachos, perdón, cuernos, tampoco se los doy a nadie. Converse con ella, escuche sus descargos y vea además su par de ojos si demuestran sinceridad. Conozco a varios profesores de gimnasio que engatusan a las mujeres y ellas pierden el control, más aún, cuando en la casa tienen a un fofo marido o pololo con ganas de sólo ver tele y comer pan. No la estoy justificando, pero es una opción. Por ello le insisto en que lo mejor para usted es darle tiempo al tiempo. Aunque llore, espere varias semanas y vea si de verdad es más fuerte lo que la extraña o la imagen terrible de lo que presenció en la casa.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com

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